Un acorde perfecto que expresa las facetas sensuales y confortables del iris.
Las raíces de la planta del iris se pelan a mano, se lavan, se secan al aire y, finalmente, tras un largo periodo de almacenamiento, se destilan. Se necesitan más de seis años para producir el aceite absoluto, lo que convierte al iris en una de las materias primas más preciadas de la perfumería. Su fragancia, delicada y empolvada, evoca matices de violeta, mimosa y zanahoria con acentos mantecosos y amaderados.
En este caso, la perfumista Marie Hugentobler elige un iris natural excepcional procedente del valle seco del Atlas. En Iris Ebène, crea una composición contrastada en la que el iris revela su lado oscuro y sensual, mezclado con maderas, bálsamos y almizcles.
Una piel suave y texturizada se despliega lentamente, dejando una estela adictiva, tan confortable como un jersey de cachemira.
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